Las medidas generales para afrontar las consecuencias de las altas temperaturas en la Residencia El Casar durante la época de verano las centramos en dos aéreas fundamentales:
El aumento de la hidratación junto con una alimentación adecuada y las medidas, ambientales, dirigidas a disminuir la temperatura.

Los mayores corren más riesgo de sufrir un golpe de calor que el resto de la población, al tener reducida de la sensibilidad a las distintas temperaturas frío-calor, su cerebro tarda más en adaptarse a los cambios, por lo tanto, su capacidad de protegerse es menor y de responder a las altas temperaturas también es menor. La percepción de sed, no es habitual en ellos, causando un alto riesgo de deshidratación. Especial cuidado requieren los mayores que sufren una enfermedad neutro degenerativa, sobrepeso, enfermedades crónicas o tienen altos niveles de medicación.

Por todo ello, en la Residencia El Casar todo el equipo de profesionales está implicado en las distintas medidas que se establecen.

La dieta es distinta de la que seguimos durante la etapa de otoño-invierno. Esta en función de las necesidades energéticas y de nutrientes, todos necesitamos consumir menos alimentos para el mantenimiento y estabilización de la temperatura corporal, las personas mayores precisan un aporte energético y de nutrientes adecuado a sus necesidades, a expensas de alimentos con menor aporte energético, pero más ricos en vitaminas, sales minerales, fibra, y sobre todo líquidos agua, esto contribuye a mejorar la hidratación.

Llevar una dieta lo más equilibrada y saludable posible, utilizando alimentos de temporada; como el tomate, el pepino en ensalada en forma de gazpacho, salmorejo, vichyssoise de puerros, calabacín, melón están presentes en los menús de temporada a si como la col, coliflor, brócoli, alcachofa, acelga, apio, puerro, cebolla, rábano, judías verdes. Seleccionando y disfrutando de platos ligeros, refrescantes y fáciles de digerir, que a su vez cubran los requerimientos energéticos del organismo, que aporten los micronutrientes, vitaminas, minerales, fibras y líquidos necesarios.

No se trata de comer menos en verano, sino de seguir unas pautas distintas, ya que esta época del año, precisan una mayor hidratación. Con esta adecuación de la dieta, lograremos mejorar también el ritmo intestinal, y obtendremos un efecto antioxidante natural, protector frente al riesgo cardiovascular.
Los primeros síntomas de la deshidratación aparecen cuando el cuerpo expulsa más líquidos de los que ingiere. La primera evidencia de que algo no va bien es la sensación excesiva de sed, pero también señales como dolor de cabeza, sensación de mareo, boca seca, no sudar y tener la piel caliente, pueden indicar que hay un déficit de líquido en nuestro organismo. Las medidas preventivas se encaminan a detectar precozmente y a minimizar estas consecuencias derivadas de las altas temperaturas y golpes de calor.

El aumento de la ingesta hídrica lo logramos también a través de gelatinas, fuentes con agua aromatizada con hierbabuena, naranja, limón, sandia y otras frutas distribuidas en distintos lugares de la Residencia de fácil acceso para residentes, facilitan el aumento de hidratación a lo largo del día con un sabor agradable son más atractivas que el agua, en ningún caso utilizamos azúcar ni edulcorantes. El aumento de consumo de frutas en las comidas principales y en meriendas contribuyen a facilitar el proceso de hidratación. Evitamos las preparaciones en forma de guisos, “pucheros”, asados, fritos, caldos calientes o sopas sin eliminarlas del menú por la importancia culinaria y la necesidad nutricional.

Junto con la hidratación y la alimentación, establecemos a partir del mes de abril distintas campañas entre residentes y trabajadores, concienciando de los riesgos y la protección frente a las altas temperaturas en época de calor. Fomentamos el uso de cremas, de protección solar, de gorros y sombreros, fomentamos la frecuencia de salidas al exterior y la realización de distintas actividades en el jardín, evitando las horas de mayor temperatura, siempre utilizando estas medidas de protección.

También establecemos medidas ambientales. Protocolo de control de temperaturas donde se contemplan horarios de apertura, ventilación, bajada de persianas, encendida de aparatos de aire acondicionado, renovación de aire en los distintos espacios de convivencia de la Residencia y despliegue de malla sombreo en la cubierta del edificio.

Un conjunto de actuaciones cuyo objetivo es protegernos de las altas temperaturas en la temporada Primavera-Verano, priorizando la salud y el confort de nuestros residentes, familiares, generando espacios que protejan también los profesionales de la Residencia.